lunes, 15 de febrero de 2010

el critico de arte . ensayo de el amigo.

el critico.

adapto esto que no lo digo yo , si no que lo dice un amigo mio.
solo se que el critico suele ser un viejo, culto , amargado , con tendencia homosexual no en el goze , profundamente frustrado y muchas veces con un problema corporal , ciego, sordo o cojo o simplemente profundamente feo como el la pelicula de los ratones de disney.
critica siempre otra cosa que no tiene na que ver con lo que vio.
Existe una sensación, una inquietud, que pareciera contradecirse con la lógica, pero que en el fondo la gran mayoría, o el sentido común, posee como una verdad orgánica o a priori. Es el saber que todos saben, y no el saber técnico y particular que pertenece a una doctrina o dogma. Sobre la validez de esta verdad no puedo hacer más que aceptarla como algo que mis sentidos y percepciones han querido entender como cierto, es decir, es personal y no puede ser impuesta sino experimentada. Creo que es una sensación común, por lo menos a los interesados en el arte, que la crítica artística pareciera tener el foco no en el arte, sino en sí misma. Es auto halagadora y premia a quienes colindan con su visión de mundo siempre y cuando no nace desde la experiencia de quien ejerce la crítica. Si el acercamiento hacia la obra se hace desde el análisis y la contraposición de un ideal corroborado por lo académico, entonces se está haciendo análisis histórico y no artístico, pues el medio de comunicación del arte es la experiencia. Apreciar arte es vivir arte, responder a través de lo que esencialmente nos hace humanos; no son sólo las emociones, sino nuestras opiniones, nuestra moral, nuestra empatía y nuestra química generando sensaciones que nos conectan con el género a través de la identificación o lo divino.

Si quisiera observar un espectáculo de magia podría sentarme y tomar dos perspectivas diferentes. Podría simplemente dejarme encantar por el espectáculo, sin por eso dejar de saber que lo que ahí ocurre son trucos, y encontrar el gozo o admiración, la sensación de pequeñez personal ante lo desconocido. También podría observar fríamente cada movimiento, cada detalle y buscar desesperadamente los hilos o los espejos que todos sabemos forman parte. El crítico de arte es ese Sherlock Holmes que puede decirnos con qué pericia el mago ha escondido sus trucos, pero será incapaz de acercarnos o transmitirnos la belleza de la magia; es pre-requisito de la crítica la sobriedad y la distancia al momento de la apreciación, algo que se contradice con lo que el espectador esta buscando y paga por ver. Quisiera ver críticos realmente sobresaltando lo personal, lo simple, lo heroico, lo experimental, aunque eso justifique una estocada hacia sus creencias personales y el dogma de su academia. Me pregunto si será posible que a ese crítico ideal le den trabajo en nuestra prensa, pues no necesita años de estudios calificados, sino la capacidad de percibir, de estar presente y recibir sin prejuicios. Tener una opinión personal es el resultado de la apreciación, pero es una opinión que surge espontáneamente a partir de la obra y no viene callosa desde antes de la apertura del telón.

La importancia del crítico de arte es su vitrina y el tiraje de su medio. En el mundo de comunicación en masa al que nos hemos habituado, un palco elegante al momento de dar sus sermones y una taquilla populosa pueden desviar el flujo de gente desde una humilde obra maestra hacia una voluptuosa pantomima colonial. Como tal, genera en el verdadero artista la sensación de impotencia y escasez de remuneraciones tan fértiles para una producción copiosa. Es finalmente esa determinación la que premia a quienes deciden recorrer un camino que en sus comienzos siempre parece desbocar en algún despeñadero. El crítico es el granjero que cuida su gallinero, y el artista el zorro hambriento que intenta robar los huevos. Y si bien uno pareciera ser enemigo del otro, en su contraposición se genera la individualidad y sentido necesarios. El artista a fin de cuentas está llamado a tocar una fibra esquiva, cuando lo logra es porque su verdad no puede ser acallada y lo empuja a descubrir nuevas formas que no estarán dentro de los manuales del crítico. No debería entonces extrañarnos que la sociedad del futuro recuerde a quienes pavimentaron nuevos caminos y vaya guardando en su mala memoria a quienes se quedaron masticando tierra seca.

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